La respiración profunda disminuye la frecuencia cardíaca.

Una respiración profunda está científicamente demostrada que disminuye  la frecuencia cardíaca.
Tenemos dos sistemas nerviosos en nuestros cuerpos. El sistema nervioso simpático se convierte nuestros nervios hasta, preparándonos para la respuesta de lucha o huida cuando nos metemos en peligro.

O lo que nuestros cerebros piensan que es peligro. Desde este antiguo sistema ya no dispone de los tigres dientes de sable que preocuparse, ahora se percibe que las cosas como hablar en público, tomar exámenes, y pedir al jefe un aumento de sueldo están amenazándonos.

El sistema nervioso simpático se activa y manivelas nuestras tasas de corazón para bombear más sangre a los músculos, crea respiración superficial, y dispara la adrenalina en nuestro cuerpo para prepararnos para hacer frente a los peligros que tenemos ante nosotros.

Por supuesto, si estamos realmente en peligro, esta es una respuesta muy útil.
Pero cuando ya no estamos en peligro y que estamos en una situación en la que sería muy útil para mantener la calma, esta reacción no es muy útil.

La respiración superficial lleva menos oxígeno a nuestro cuerpo lo que significa que nuestro cerebro - que utilizan el 25% del oxígeno que tomamos  es cada vez menos oxígeno, también, haciendo que tengamos dificultad para concentrarse y enfocar. Y probablemente justo cuando se necesita tanto de esa mayoría de habilidades.

Respiración superficial también son señales del cuerpo para crear más glóbulos rojos de nuestra sangre que hace que nuestro corazón tiene que trabajar más duro y latir más rápido que a su vez nos hace sentir más nerviosos y ansiosos.

Por suerte para nosotros, el otro sistema nervioso de nuestro cuerpo, el sistema nervioso parasimpático, es lo contrario del sistema nervioso simpático. Se rechaza los nervios y se conoce como el sistema que nos ayuda a descansar y digeriren lugar de prepararnos para luchar o huir.

Uno de los componentes del sistema nervioso parasimpático es el nervio vago. Desde la raíz de la palabra vagabundo, el nervio vago comienza en el cerebro y se pasea por todo el cuerpo, tocando casi todos los órganos en su interior.